Refugiados de la Guerra Civil Libia

De un lado inmigrante, del otro, refugiado.

Refugiado cruzando la frontera de Ras el Jedir, Tunez

“Este era yo”, dice Suleiman. Saca del bolsillo una foto carnet donde aparece con una media sonrisa, el pelo rapado y un identificador de la compañía en el bolsillo de la camisa. “Mírame ahora”, me dice después. Hace un gesto con la mano, señalando la ropa polvorienta que tiene puesta, se pasa la mano por la barba crecida. “Mírame ahora. No tengo nada. No tengo a dónde ir.” Emigró desde Liberia tres años atrás, en busca de trabajo. Hace dos semanas, antes de la guerra, Suleiman trabajaba como dependiente en una empresa libia y estaba ahorrando algún dinero. “Me robaron todo. Los documentos, los ahorros que había guardado estos tres años, la ropa, el celular, todo lo que tenía.” Quiénes te robaron, le pregunto. “Los rebeldes. Dijeron que era un mercenario. Estuve cuatro días con los ojos vendados, sin comer, después me soltaron y pude llegar a la frontera.” Su drama no empezó con la guerra hace dos semanas, empezó mucho antes, pero es la guerra la que lo despoja de todo: un trabajo como dependiente en una empresa, una casa donde vivir, unos ahorros. Le pregunto si tiene alguna familia en Liberia, para volver allí. “Tenía una hermana, la Cruz Roja la buscó, pero me llamaron para decirme que está muerta. La violaron, quedó embarazada y murió intentando hacerse un aborto. Me llamó la Cruz Roja para avisarme.” No le pregunto nada más, pero él sigue contando: Continúa leyendo «Refugiados de la Guerra Civil Libia»

La dignidad de las mujeres es la dignidad de la nación.

«Italia no es un burdel» Miles de mujeres se movilizan en toda Italia contra Silvio Berlusconi.  Bajo el lema «La dignidad de las mujeres es la dignidad de la nación» protestan contra la condición a la que han sido reducidas las mujeres en la política italiana. «Le tette non fanno curriculum» decía una pancarta. Ninguna de las acusaciones contra Berlusconi es considerada delito, salvo la … Continúa leyendo La dignidad de las mujeres es la dignidad de la nación.

Guerra en el Sahara

 
Si un campamento de más de 7 mil jaimas 1] no hubiera ardido en medio del desierto hace unos días, pocos se acordarían del conflicto en Sahara Occidental. El territorio en disputa se encuentra al norte de Africa, sobre la Costa Atlántica. Limita al norte con Marruecos, que actualmente lo ocupa,  al sur y este con Mauritania, y una pequeña parte con Argelia.  El conflicto  entre Marruecos y el pueblo Saharaui ya lleva  35 años, en los que los saharauis han vivido bajo ocupación marroquí o refugiados en el desierto argelino.

  Qué pasó

 En los primeros días de noviembre de este año una nueva ronda de negociaciones  debía llevarse adelante en la ONU, con intención de acercar las partes en conflicto. En octubre los saharauis empiezan a levantar un campamento de protesta contra Marruecos, y en un mes supera las veinte mil personas. Marruecos obliga a la evacuación del campamento y mediante un ataque por tierra y aire lo desmantela por la fuerza. Los saharauis denuncian decenas de muertos, más de cien desaparecidos, torturas y persecuciones a la población. Marruecos  ha impedido la entrada de periodistas y observadores internacionales, por lo que es casi imposible contar con información neutral. En los últimos días, los saharauis han anunciado estar listos para volver a la guerra.

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Amores de Mujeres II

Mujeres que aman mujeres

«Y si quieres saber de mi pasado», es la autobiografía de la cantante mexicana Chavela Vargas, de 83 años. Dicen que fue amante de Frida Kahlo, pero ella no cuenta mucho de su vida amorosa, «ni de las mujeres que me amaron y a las que amé». «Se dieron cuenta de que yo era homosexual desde muy niña», cuenta con tristeza.

«Lo que duele no es ser homosexual, sino que lo echen en cara como si fuera la peste. Hace falta tener mucha ponzoña en el alma para lanzar cuchillos sobre una persona, sólo porque sea de tal o cual modo».

Chavela Vargas, a diferencia de Ellen DeGeneres, no hizo nunca del lesbianismo una causa pública.  «Jamás hice bandera del lesbianismo, aunque juro que jamás lo oculté. Iba con pantalones más por comodidad que por provocación, metía en mi coche a mujeres hermosísimas porque ellas querían venir conmigo; no usaba tacones porque me partía la cabeza; no estuve nunca con hombres porque no los necesité en nada». Siempre polémica, Chavela conoció La Habana en su auge y no duda en decir que nunca creyó en la revolución. 

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